El senyor Domínguez D. Montserrat, un dels secretaris
del senyor Dencàs, detingut per la Guàrdia Civil.
Barcelona, 9 d'octubre de 1934.
Col·lecció Merletti / IEFC
Ref. ACP-1-326
del senyor Dencàs, detingut per la Guàrdia Civil.
Barcelona, 9 d'octubre de 1934.
Col·lecció Merletti / IEFC
Ref. ACP-1-326
Autor: Fuente: Archivo Prisma
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Autor: Fuente: Archivo Nacional de Cataluña
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Autor: Fuente: Archivo Nacional de Cataluña
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Los Hechos de Octubre de 1934
La ‘Llei de Contractes de Conreu’ provocó el enfrentamiento entre el gobierno español y la oposición catalana y los fatales acontecimientos del 6 y el 7 de octubre de 1934. La Generalitat de Catalunya, al margen de tener razón o no, se dejó llevar por la situación política del momento en lugar de velar por la legalidad republicana.
El gobierno español había aprobado definitivamente la ‘Llei de Contractes’, pero la situación se hizo más grave cuando Alejandro Lerroux se convirtió en presidente del gobierno. El nuevo estado empezó a proferir hirientes amenazas contra la autonomía catalana. Las relaciones con el gobierno catalán todavía empeoraron más cuando se nombraron tres ministros de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), una organización política que encabezaba un gran defensor de los intereses de la Iglesia, José María Gil-Robles. Este hecho provocó que los socialistas españoles y la Aliança Obrera de Catalunya declararan una huelga general que no tuvo el éxito de convocatoria esperado.
Ante este enrarecimiento político, el presidente de la Generalitat de Catalunya, Lluís Companys, se mostró contrario a las actuaciones del gobierno español de Lerroux y proclamó, a las ocho de la tarde del 6 de octubre de 1934, el Estado Catalán dentro de la República Federal Española. Mientras tanto, en Asturias había empezado una revuelta armada con muchas muertes que duró quince días.
Para defenderse del ejército, la Generalitat disponía de 400 ‘mossos d’esquadra’ y 3.200 guardias de asalto y en la ‘Conselleria de Governació’ y en las diferentes sedes del Estado Catalán había unos 3.400 militantes armados. La proclama también comportó la declaración del estado de guerra. La policía se puso a las órdenes del jefe de la región militar, el general Domènec Batet, que tuvo que enfrentarse a grupos armados por las calles, y a instituciones como el CADCI, que tuvo como consecuencia la muerte de tres personas.
El Estado Catalán sólo duró diez horas y finalizó con la detención de todo el gobierno catalán y los responsables de los Mossos d’Esquadra, a excepción del ‘conseller’ de Gobernación, Josep Dencàs, que había huido a Francia. Todos ellos fueron encarcelados en el barco ‘Uruguai’. Un cautiverio que se prolongó hasta febrero de 1936, cuando el Front d’Esquerres de Catalunya venció en los comicios generales.
Durante aquellos días se llevaron a cabo diferentes actos violentos armados contra algunas iglesias y clérigos y detenciones de personas de derechas. Sin embargo, la disolución del gobierno catalán comportó, entre otras, la anulación de la ‘Llei de Contractes de Conreu’, la clausura del Parlamento catalán, la destitución de la mayor parte de alcaldes y concejales municipales de izquierdas, la supresión del Estatuto y la represión de los partidos de izquierdas. Durante el aproximadamente año y medio que duró esta situación, el gobierno de la Generalitat fue encabezado por el independiente Manuel Portela Valladares, el lerrouxista Joan Pich i Pon, el cedista y financiero Ignasi Villalonga y el ‘lligaire’ Fèlix Escalas.
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Periódico La Vanguardia
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